una cena sencilla pero bien placentera en la terraza del riad, oyendo los cánticos de la llamada a la oración y saboreando la perspectiva que nos da la vista desde el tejado concluye el día.
al llegar a aït ben haddou, la frase me viene a la cabeza de nuevo: marruecos tiene magia o, mejor dicho, marruecos es mágico. nos alojamos en un albergue familiar, de apenas 9 habitaciones, llevado por dos hermanos – Houcine y Hamid – y sus familias y me siento como en casa.
las 4h de autocar para volver a marrakech ayudan a procesar lo vivido en los últimos 5 días; un montón de emociones, sensaciones, imágenes y recuerdos van asentándose en el cuerpo. la entrada a la ciudad nos devuelve a la realidad. esa noche cenamos en la plaza, en grupo, intentando alargar un poquito más la magia de la última semana. a nuestro alrededor, el bullicio de la gente, los turistas, las luces, el movimiento… un espectáculo digno de ver. no me siento parte de ello pero sé que, poco a poco, voy volviendo a mí.
Besetes:)
Maquíssim tot, les fotos i el text ;).